Los aparatos de inmovilización evitan que el paciente haga demasiado movimiento o esfuerzo y empeore la situación y el estado de la zona afectada.

Suele emplearse en caso de fractura, o después de una operación para proteger la zona del cuerpo en cuestión. También se utiliza en casos de deformaciones, ayudando a corregirlas en la medida de lo posible.

Al encontrarse protegida, la lesión puede subsanar mientras la ortesis (el aparato que se coloca para proteger la parte con la dolencia) reduce el trabajo que suele recaer normalmente en la zona.

Este tipo de inmovilizadores suelen requerir ciertos cuidados. La parte del cuerpo donde se encuentre la lesión estará cubierta varias semanas. Se deberá lavar el aparato cada 2 o 3 días aproximadamente. El lavado de la ortesis permitirá que no se ensucie demasiado, y que la acumulación de polvo no endurezca el tejido.