Solemos verlas en clases de yoga, pilares o en clases de preparación al parto; e incluso, en oficinas, donde bajando la mesa ayudan a la ergonomía de la espalda.
Facilita el movimiento de la pelvis, alinean los huesos de la pelvis y ayuda a que la espalda no quede en curvatura (durante el embarazo). Ayudan a relajar la musculatura tanto del suelo pélvico, como de la espalda, evitando así el dolor lumbar. Favorece la verticalidad de nuestra columna y que el parto se desarrolle más rápido.
Su uso adecuado y su tamaño, es muy importante. Las rodillas deben estar a la misma altura que la cadera, no es lo mismo una persona que mida 1’50m que una que mide 1’80m. Lo ideal es que la probemos, aunque normalmente deben añadir la altura para cada persona.
Aunque podemos jugar con el inflado y el desinflado de la pelota, esa pelota va a ser muy inestable, y necesitamos mucho control para evitar caernos. Además, la pelota muy inflada va a estar más dura, y no va a favorecer la relajación de la musculatura, un error muy común. Por el contrario, desinflada, nos quedará más pequeña, y la rodilla no estará a la altura de la cadera; pudiendo llegar a producir movimientos lentos y difíciles. Por lo que ¡El tamaña sí importa!
¿Cuándo usarlas? Y ¿cómo usarlas? Ejercicios de ante y retroversión de la pelvis (sin mover hombros) va ayudar a la movilidad pélvica. Podemos realizar movimientos circulares de pelvis hacia un lado, e incluso cambiar el sentido de las agujas del reloj. También movimientos en infinito o de “8”, o escribir nuestro nombre realizando el movimiento con la pelvis.
Y tú, ¿aún no la has usado? Te animo a que la pruebes, y nos cuentes tu experiencia.